El imprescindible libro de Mark Douglas «TRADING EN LA ZONA» http://www.valor-editions.es/TRADING-EN-LA-ZONA.htm es una lectura obligada de todo trader que quiera conseguir cierta madurez y durabilidad en los mercados. Por ello me gustaría resumir la esencia de sus enseñanzas en varias entradas. Este resumen no sustituye la lectura del texto completo del libro, ya que su magnífico estilo, ameno y directo, aclara y da una mayor profundidad a las brillantes ideas de Douglas. Estas notas de resumen no son sino una recopilación para uso personal y recordatorio abreviado de las ideas principales del autor.
CORREGIR LOS ERRORES DE NUESTRO SOFTWARE MENTAL.
Todo lo que vemos, oímos, gustamos, sentimos o experimentamos por medio de nuestros sentidos se transforma en impulsos de energía eléctrica y se almacenan en nuestro cerebro para memorizar y/o referenciar la naturaleza de las cosas existentes.
Esto tiene profundas implicaciones.
Hay una relación causa-efecto entre nosotros y todas las cosas que nos rodean. En consecuencia, nuestros encuentros con las fuerzas externas crean lo que podríamos llamar “estructuras de energía” en nuestra mente: recuerdos, referencias y creencias. Todas ellas existen en nuestras cabezas bajo la forma de energía estructurada.
Si tenemos encuenta que los recuerdos, las referencias y las creencias que hemos adquirido como consecuencia de nuestras confrontaciones con el entorno representan lo que hemos aprendido de este entorno y de su funcionamiento; si estos recuerdos, estas referencias y estas creencias existen en nuestras cabezas bajo la forma de energía; y si la energía no ocupa ningún espacio, entonces podríamos decir que tenemos una capacidad ilimitada para aprender.
Sin embargo, hemos de cuidarnos de no equiparar capacidad de memoria y capacidad de aprendizaje.
Todo lo que es energía tiene el potencial de actuar como una fuerza que expresa su forma y esto es exactamente lo que hacen nuestros recuerdos, nuestras referencias y nuestras creencias. Actúan como una fuerza interior sobre nuestros sentidos, expresando su forma y su contenido, y, al hacerlo, tienen un efecto profundamente limitativo sobre las informaciones que percibimos en todo momento, haciendo literalmente invisibles la mayoría de las informaciones que están disponibles desde el punto de vista del entorno y las posibilidades inherentes a estas informaciones, pero no coinciden o se adecuan a nuestros recuerdos, referencias y creencias. Nuestra energía interna limitará y bloqueará nuestra toma de conciencia de la mayoría de estas informaciones utilizando el mismo mecanismo sensorial que el entorno utiliza.
La mayoría de nosotros no tenemos la menor idea del número de oportunidades invisibles, a las que nos vemos confrontados continuamente, inherentes a las informaciones a las cuales estamos expuestos. La mayor parte de las veces, no aprendemos nunca nada sobre esas oportunidades y, en consecuencia, permanecen invisibles. Para aprender algo debemos vivir esa experiencia de una u otra manera.
La gente solo ve lo que ha aprendido a ver, y el resto es invisible para ellos mientras no aprendan a neutralizar la energía que bloquea su conocimiento sobre lo que ignoran y les queda por descubrir.
El dato sensorial memorizado no es tan importante como el tipo de energía que el dato sensorial representa. Tenemos dos tipos de energía metal:
- La energía positiva, que llamamos amor, confianza, felicidad, alegría, satisfacción, etc.
- La energía negativa, representada por el miedo, el terror, la insatisfacción, la traición, el arrepentimiento, etc.
Nuestras mentes tienen una característica inherente que nos permite asociar y relacionar todo lo que existe alrededor de nosotros y que es idéntico en cualidades, en características, en propiedades o en particularidades a todas las cosas que existen ya en nuestra cabeza, que ya tenemos memorizadas y a las que sabemos identificar.
Esa tendencia natural que tienen nuestras mentes a hacer asociaciones es una función mental inconsciente y automática. Es simplemente una función natural de la manera en que tratamos la información.
Hay energía estructurada alrededor nuestro y energía estructurada en nuestro interior. Nuestras mentes asocian y relacionan automática e instantáneamente las informaciones que tienen características, propiedades y particularidades similares. No se conoce el mecanismo mental que determina el máximo o el mínimo de similitud necesaria para que nuestras mentes asocien y relacionen dos series de informaciones. Supongo que hay un margen de tolerancia para la similitud o diferencia y que cada uno de nosotros tiene una capacidad única en algún lugar de ese rango.
Si la energía estructurada externa es similar o semejante en la medida necesaria con la energía estructurada interna, nuestra mente establecerá una relación entre ellas. Esta relación provocará entonces la liberación en el cuerpo de la energía negativa o positiva que tengamos almacenada en la memoria. Lo que ocurre a continuación es lo que los psicólogos llaman una proyección.
En tanto que traders, uno de nuestros objetivos fundamentales consiste en percibir las oportunidades disponibles, y no la amenaza del dolor. Para aprender a permanecer concentrado en las oportunidades tenemos que conocer y comprender en términos precisos la fuente de la amenaza. Esta no es el mercado. El mercado genera información sobre su potencial de evolución desde un punto de vista neutro. Al mismo tiempo, nos pone a nosotros, los observadores, de cara a un flujo interrumpido de oportunidades para actuar por iniciativa propia. Si lo que percibimos en un momento preciso nos da miedo, debemos plantearnos la pregunta: ¿la información es amenazadora por naturaleza, u ocurre que estamos sufriendo los efectos de nuestro propio estado de ánimo como un efecto reflejo?
Si podemos aceptar el hecho de que el mercado no genera información cargada positiva o negativamente como una característica inherente a la amanera en que se expresa, entonces la única posibilidad para que una información sea evaluada de manera positiva o negativa se encuentra en nuestra cabeza y depende de la manera en que la información es procesada. En otras palabras, el mercado no hace que nos concentremos sobre el fracaso o el dolor, ni sobre el éxito y el placer.
Nuestras mentes asocian constantemente lo que nos rodea (la información) a lo que ya está presente en nuestras cabeza (lo que sabemos), dando la impresión de que las circunstancias exteriores y el recuerdo, la referencia o la certidumbre a las cuales esas circunstancias están asociadas son exactamente las mismas.
Comprender, tomar conciencia y luego aprender a impedir que nuestra tendencia natural haga asociaciones, constituye el elemento más importante para alcanzar la regularidad. Para desarrollar y mantener un estado de la mente que perciba el flujo de las oportunidades del mercado, sin temer el dolor o los problemas procedentes de un exceso de confianza, va a ser necesario que mantengamos constantemente el control del proceso de asociación.